miércoles, 26 de diciembre de 2012

Te lo aseguro

Desde más o menos principio de año trabajo los Miércoles ayudando a mi mamá, en una casa donde convive una familia muy chiquitita: Romina y su hijito, de poco más de un año.
Siempre me sentí cómoda en ese lugar. La chica es muy cálida, el ambiente siempre fue agradable y me encariñé mucho con el bebé. Me gusta mucho trabajar ahí.

Sin embargo, hace poco más de seis meses que no me gustan los Miércoles... y no es por el bebé, mucho menos por Romi.
El primer día que tuve que ir después de toda una semana de duelo, llanto y angustias, fue muy difícil empezar de nuevo con la rutina. Parecía que las canciones que escuchaba en la radio me bombardeaban con letras que identificaban mi todavía latente tristeza, de repente notaba que los estantes estaban llenos de fotos de familiares sonrientes y unidos... por alguna razón, hasta ordenar los juguetes del bebé o doblar su ropita me sensibilizaba. Todo lo que había en esa casa me hacía llorar... desde ver chupetes o fotos del casamiento de Romi, hasta hacer la cama matrimonial.

Me di cuenta de que me sentía identificada con Romina. Ella se había separado antes de que yo la conociera, y mientras mi mamá trabaja con ella siempre me contó que Romi estuvo muy triste por su separación. Pensar en la idea de que en cierta forma estoy viviendo lo que vivió ella es lo que me pone mal. Entenderla, saber lo que se siente, haber tenido tantos sueños, pensar en que podrían seguir cumpliéndose y caer en la realidad de que mucho de todo eso quedó atrás...

Hoy, otro Miércoles, lloré antes de levantarme de la cama. Como siempre lloré pensando en que lo extrañaba muchísimo, a Él y a todo lo que viví a su lado, y a pesar de que no tuve ganas de pasar por lo mismo yéndome a la casa de Romi, tuve que levantarme. Tuve que soportar nuevamente ver las fotos, tuve que volver a intentar superar este duelo del que no logro salir del todo... y aguanté como pude.
Sin embargo, justo cuando estaba más calmada, ví algo que me volvió a emocionar hasta las lágrimas.


Escondido entre imanes en la heladera, encontré este papel escrito. Era algo que Romi tal vez había dejado para ese amor suyo que se fue hace tiempo... por más que él nunca lo pudiese ver. Palabras exactas que describen completamente lo que me pasa hace más de seis meses.

lunes, 3 de diciembre de 2012

Afinidad que no se termina.

El momento de despedirse había llegado demasiado rápido. Estaba segura que apenas dos horas de poquitos abrazos jamás serían suficientes para descargar todo el cariño que acumulé durante las más de dos semanas que no pude estar con Él.

Los colectivos venían uno detrás del otro, pero nunca el que tenía que tomarme. Era como si al principio algún ente externo supiese mi deseo de no irme nunca... pero no había diferencias, de todas formas los minutos estaban pasando como segundos.


Por primera vez en toda la noche, tomé su mano con vergüenza e inseguridad, lo abrazaba cuanto podía y besaba su cara sabiendo que no me animaría a llegar a su boca. Al saber que de nuevo tendríamos que separarnos, sentía cómo la tristeza venía en forma de lágrimas queriendo salir de mis ojos... por eso a veces esquivaba los suyos, tenía miedo de desbordar cualquier signo de debilidad con su mirada. Tenía miedo de mirarlo y a veces hasta cerraba los ojos por miedo a terminar mirando sin querer sus labios mientras hablaba.

Me refugié en un abrazo, en un beso que nunca llegó a donde yo hubiera querido, y Él lo supo:

- Estás así porque no sabés cuándo nos vamos a volver a ver, ¿no?


Una sonrisa que no fue de felicidad precisamente, se curvó en mi cara cuando escuché eso, y asentí. No pude evitar mirarlo e inevitablemente empecé a verlo borroso.


- ¿De verdad? ¿Estabas pensando en eso? -volvió a preguntarme. Y no me acuerdo cómo se lo reafirmé. Sólo que me sentía muy acongojada como para poder decirlo en voz alta sin que se note lo que me pasaba.


- Te juro que lo sentí. -sonrió Él- ¿Cómo se llama eso...? Telepatía.


En parte volviste a sorprenderme, pero en otra gran parte, la verdad no. Siempre terminás enterándote hasta cuando estoy pensando en que muero por darte un beso.

martes, 27 de noviembre de 2012

Para no descarrilar

Buen día. Quiero comentarte que me encanta soñar con vos. Más que nada porque es una forma de estar cerquita tuyo ahora que no puedo verte casi nunca; es una manera de darte todo el cariño que quiero y que sentí que faltó cuando, teniéndote a mi lado, no seguí acariciándote la nuca; o eso que se me ocurría decirte justo cuando no estamos juntos, de decirte todas las cosas lindas que la vergüenza me impedía decirte...
Incluso en mis sueños me emociono cuando solo hacés algo tan simple como agarrarme de la mano. Me estremezco cuando me acariciás y siento el tacto de tu piel; me conmueve tu mirada, me siento radiante y feliz cuando me abrazás o me das un beso. Me siento tan enamorada como cuando estoy despierta.

Y bueno... reconozco que a veces, cuando no estás -y muchas otras veces en las que sí estás- caer en la realidad de que te extraño me sigue haciendo llorar. Pero también te sigo amando y estoy llena de cosas hermosas para contarte y darte... siempre. Supongo que al menos tener a mis sueños como modo de decirte y demostrarte todo eso es algo que me ayuda mucho. Para no descarrilar mientras pienso en vos todos los días.

lunes, 12 de noviembre de 2012

Desde mi esencia


"Caí más de una vez y, aprendiendo de los tropiezos, me responsabilicé por mi pasado".

Hace meses que no cruzo alguna mirada con vos; meses estoy pasando sin verte, sin siquiera hablarte... ni siquiera pude saludarte por el día de la madre, ni pude verte aunque sea cruzar con el auto delante de mí... es que te siento muy lejos.
Y a pesar de que el tiempo sigue pasando, de que pareciera que al resto de las personas le es fácil superar algo como esto después de tanto, de que hay cosas que hacen que yo sea un poco más fuerte; a pesar de toda la esperanza que surgió de entre las cenizas, de las distracciones de las sonrisas y de algunas lágrimas olvidadas... hoy, sin embargo, volví a extrañarte. Sí, porque a vos también te extraño.

Me percaté de eso cuando hoy sentí ese ardor en la garganta. Esa cosa incómoda que siento trabarse en mí cuando trato de tragarme la angustia me pasó al pensar en vos. Sin notarlo, la tristeza repentina entrecortó mi respiración al darme cuenta de que hoy tampoco te tendría a mi lado para charlar. Era como que tenía una necesidad muy grande de contarte lo que me pasaba, cómo me sentía... y al encontrarme sola, sin la presencia de tu apoyo antes tan incondicional, me sentí re perturbada.

Y visto desde afuera, esto que me está pasando sería visto como algo ridículo. Cualquiera me mostraría cientos de motivos por los cuales esto no tiene que importarme, y sin embargo acá estoy, extrañándote y necesitándote. No sé si por la gran habilidad que tengo para encariñarme rápido con las personas, o por la tuya, por ahí todavía más grande, de haber hecho que te admire y haya llegado a querer tanto.

Sin querer volví a acordarme de la relación tan linda que teníamos, de todo lo que me cuidabas como si fuera tu hija, de las lágrimas que compartimos, de las risas... hasta del último abrazo que me diste. Hasta eso, el último.

A veces pienso en que me encantaría poder compartir una cena con vos de nuevo, pero después me pongo a pensar mejor y... ¡con qué vergüenza me sentaría en esa mesa! La misma que sentí cuando me retaste la  primera vez que nos vimos, que no me dejabas decirte "usted". Todo sería como la primera vez. O no tanto...

Hoy realmente te necesité, quisiera decir tu nombre para engañarme y hacerme creer que estoy más cerca tuyo, pero ya ni a eso me animo. Necesité hablarte, tu compañía, escucharte, no sé... compartir un momento con vos. Te necesité y sigo necesitando mucho.
Ojalá con algún pensamiento, no sé... con algún sueño, de alguna forma puedas enterarte de todo lo que te estoy extrañando.

Y ni siquiera tengo una foto con vos...

lunes, 15 de octubre de 2012

Mi mayor motivación

Este fin de semana vi algo que me dio parte de la esperanza que necesito para seguir viviendo sin estar a tu lado. No porque quisiera olvidarte, mucho menos porque quisiera rehacer mi vida sin vos, sino porque esto me hizo pensar en que necesito quererme un poco más y tratar de empeñarme en sentirme bien conmigo misma durante y después del tiempo que llegue a durar todo esto, desde ahora. 
Me conozco, vos muchísimo más, y los dos sabemos que proponerme esto es una meta muy difícil para mí... pero quiero creer que no es imposible. Cada vez estoy más convencida de que dentro de mí guardo todo lo que necesito para mi propia felicidad, de que en mi esencia llevo la clave exacta de mi propio éxito, de que nací para dar lo mejor de mí todos los días. Quiero convencerme de que soy lo mejor, no por vanidad, sino por un respeto sano hacia todo lo que soy y lo que me conforma. Porque... ¿cómo podría llegar a quererte como quiero y como te merecés, si primero no me quiero a mí misma? ¿Cómo podría ofrecerte lo mejor de mí si no termino de reconocer cuáles son mis verdaderas virtudes?

Y lo sigo afirmando: reconozco que es difícil, dificilísimo encontrar algo positivo teniendo tantos pensamientos negativos acechándome y persiguiéndome... pero a pesar de que las lágrimas en exceso son dañinas para cualquiera, sigo considerando que son sanas de vez en cuando... pensé en eso hoy a la tarde cuando necesité llorar un poco. Después de días tragándome esas gotitas, de tratar tanto tiempo de mantenerme sonriente y contenta, las lágrimas me sorprendieron mientras estaba sola, en mi pieza. Y fue reconfortante, ¿sabés? Lo fue porque fue en ese preciso momento cuando aproveché a decirte que te amaba, sin decírselo a nadie en realidad, lo sé... pero diciéndolo. Un "te amo, mi amor" que me di cuenta que necesitaba sacar de mi garganta desde hacía mucho; un "te amo" en voz muy bajita en medio de suspiros, que nadie escuchó, y que vos al final no supiste ni pudiste oír... pero que finalmente pude decir. Como si alguna especie de mensajero te lo mandara en forma de encomienda, como si en ese mismísimo segundo, de repente, la telepatía fuera tu mayor virtud y pudieras visualizar esa oración en tu mente: "Te amo, mi amor".
Eso fue lo que me tranquilizó, la ilusión pretender que tuve alguna conexión con vos, de imaginarme que pude hacértelo saber de alguna forma...

Después de todo, eso es lo que necesito, sentirme bien. Que me veas bien cuando nos cruzamos, hacerte bien cuando nos abrazamos, contagiarte el bienestar. Para eso quiero servirte... porque vos la razón de todo lo bueno que quiero ser.

miércoles, 10 de octubre de 2012

Una vez le conté que los sueños expresan deseos

Me estoy sintiendo más sensible que de costumbre, creo que estoy por enfermarme.
Anoche volví a notarlo frío y sin ganas de hablar. Traté de ser cálida a pesar de lo poco que pude decirle, y muerta por seguir hablándole me despedí, y decidí por tratar de dormir.
Ya a la madrugada, sin embargo, por más que moría de sueño, no pude volver a dormirme. Mi almohada se humedeció un poco. Sin que me dé cuenta, sin querer, otro par de lágrimas se me escapó de los ojos por culpa de mis pensamientos.

Creo que es como algo rutinario. Es como que necesito de Él para recuperar algo de fuerzas y de sonrisas... y un momento después, cuando vuelvo a estar sola, después de ese ataque de felicidad en donde nada malo existe y donde estoy segura de que puedo contra todo; cuando Él ya no está y cuando creo que a pesar de eso ya estoy mejor; cuando creo que ya puedo seguir, paulatinamente voy sintiéndome con menos ganas, más triste. Al pasar el tiempo no vuelvo a encontrar su fuerza y me debilito.

Dos veces soñé con Él después de aquél llanto. En un sueño me abrazaba sonriendo con esperanzas (ese tipo de esperanzas que nos haría felices a ambos), y en el otro me decía que me amaba.
Y yo todos los días tengo ganas de decirle eso, de preguntarle cómo se siente y de verlo, de contarle lo que sueño, de mostrarle en lo que me convertí y de contarle lo que fue mi día. Todos los días. Pero no lo hago... no por orgullosa, mucho menos por desinterés, sino porque tengo miedo, no sólo de molestarlo, sino de que sus contestaciones frías me hagan sentir peor, como anoche... como un montón de veces.

Y sé, reconozco y acepto que su frialdad forma parte de su personalidad a veces. Estoy segura de que así y todo lo amo y de que lo adoro con todo mi corazón, y sé que Él también a mí, por más que hace tanto que no me lo dice... Pero es horrible pensar en que, a pesar de que en cierta forma soy correspondida, no puedo demostrárselo como quiero.

Donde sea que estés, sea lo que sea que estés pensando: Te amo, sos el amor de mi vida. Nada, eso.

viernes, 10 de agosto de 2012

Trato de no decírtelo, a veces de negármelo a mí misma. Trato de esconderlo, de que nadie más se de cuenta, de tomar fuerza, de que las lágrimas no salgan. Trato a la vez de que no se me estruje todo el pecho. Me encantaría poder olvidarme aunque sea durante mis noches sin sueño, durante mis sueños inevitables...

... pero como los segundos parecen como años lentísimos, un solo día equivale para mí a toda una eternidad... y no puedo.
Te extraño todos los días, y todos los días, no puedo dejar de hacerlo.

viernes, 27 de julio de 2012

La razón

No soy una persona perfecta, hay muchas cosas que desearía no haber hecho... pero sigo aprendiendo.
Nunca fue mi intención hacerte eso... siento haberte lastimado, es algo que lamento cada día... y desearía poder quitarte todo el dolor por el que te hice pasar, ser la única quien seca tus lágrimas.


Es por eso que necesito que escuches; tengo que decirte antes de irme que sólo quiero que sepas que encontré la razón para cambiar lo que siempre fui, una razón por la cual empezar de nuevo, y la razón sos vos.
Encontré una razón para mostrar un lado de mí que no conocías, una razón para todo lo que hago, y la razón sos vos.

jueves, 19 de julio de 2012

Porque me amaste.

Por todas las veces que estuviste para apoyarme en vos; por toda la verdad que me hiciste ver; por toda la alegría que trajiste a mi vida; por todos los errores que convertiste en aciertos; por cada sueño que hiciste realidad; por todo el amor que encuentro en vos... siempre voy a estar agradecida, mi amor. Sos el único que me sostuvo, nunca me dejaste caer. Sos el único que me vio a través de todo.


Me diste alas y me hiciste volar; tocaste mi mano y pude tocar el cielo; perdí mi fe, y me la devolviste; dijiste que ninguna estrella estaba fuera de alcance; estuviste para mí y permanecí alta... TENÍA TU AMOR, LO TENÍA TODO, y estoy agradecida por cada día que me diste. Quizá ahora no sepa mucho, pero sé que esto es verdadero... fui bendecida porque fui amada por vos...


Fuiste mi fuerza cuando fui débil; fuiste mi voz cuando no pude hablar; fuiste mis ojos cuando no pude ver; FUISTE LO MEJOR QUE HABÍA EN MÍ; me alzaste cuando sentía que no podía alcanzar algo; me diste fe porque creías... soy todo lo que soy porque me amaste.


Siempre estuviste ahí para mí. Eras como un suave viento que le llevaba, como una luz en la oscuridad alumbrando mi vida.
Fuiste mi inspiración. Entre las mentiras, eras la única verdad. Mi mundo es y quiero que siga siendo un lugar mejor, por y para vos.


... soy todo lo que soy, porque me amaste.
(Te sigo amando, en contra del rencor... aunque se muera mi alma de dolor).


jueves, 28 de junio de 2012

Tres días habían pasado desde ese día, y no soporté las ganas de demostrar mi arrepentimiento y de pedir perdón de alguna forma.


Recordé circunstancias anteriores y me di cuenta de que esa iglesia sería la que elegiría, la ideal para ir a confesarme.
Ese lugar fue la primera iglesia que visité junto a mi entonces novio. Su primo se casaba y nosotros ese día cumplíamos un año de relación.
Me acuerdo de todo como si lo hubiera pasado hace muy poquito. Recuerdo que ahí pedí por la delicada salud de mi hermana cuando se enfermó, que ahí recé por conseguir aquél trabajo que quería tanto. Siento que ahí adentro pasé acontecimientos muy importantes en mi vida, y no quería que esta pasara de largo... así que el Viernes 22 no aguanté, y fui a la mañana.


Me sentí mal al saber que a esa hora todavía no se hacían confesiones. Pero bueno, no importó. Dejé una rosa, y terminé quedándome igual... no tenía más nada que perder.
Me senté en el mismo lugar donde me había sentado con Él la noche en que su primo se casaba, y al no tenerlo al lado... nunca me sentí más sola. La imagen de aquél momento, de Él agarrándome fuerte la mano, mirándome enamorado... eran cosas que ya no estaban, ya no existían en ese instante.
Fue imposible no largarme en llorar en ese mismo momento. Me encontraba en la misma situación que hacía más de un año atrás, con la garganta doliéndome por tratar de tragarme tanta amargura y angustia. Hacían tres días que ya ni siquiera veía claro por las lágrimas, los ojos dolían, quemaban, mi cara era irreconocible y yo seguía llorando por mi pérdida como si Él se hubiera muerto, como si inexorablemente me lo hayan quitado y no fuera a volver nunca más...


Y definitivamente, ese lugar tiene un significado muy especial para mí... Incluso en casa no me sentí más descargada ni más reconfortada ante tanto llanto y sollozo. Era como si ese lugar, con su grandeza, belleza y silencio, hubiera sido creado pura y exclusivamente para calmar mis miedos y tristezas, como si fuera el único lugar donde podría sentir este tipo de emociones tan fuertes... era una mezcla tremenda de sensaciones encontradas.
Media hora me quede ahí sentada, tal vez un poco más, no me acuerdo.
Salí caminando despacio, ese día no me quedaban demasiadas fuerzas...


Antes de ayer, Martes, volví. Al principio volví a sentarme en el mismo lugar que la última vez, muchísimo más calmada y concentrada. Después de un rato me confesé...


Eso no quita que me siga sintiendo culpable. Todavía lo hago y me sigo sintiendo triste por todas las cosas que le hice. Sin embargo, trato de albergar algo de esperanza y de convencerme de que de todo esto, por más horrible que sea, pueda por fin sacar todo lo bueno de mí, no solo para mí...
Incansablemente, quiero llegar a ser alguien bueno para vos, para siempre.

martes, 26 de junio de 2012

"Extraño a..."

Hoy iba a ser mi primer día de clases después de aquél día. Hace una semana, justo, estaba postrada en la cama, sin querer salir de ahí adentro... para mí fue todo un logro hasta intentar concentrarme en mis estudios otra vez.
Es como una propuesta que quiero imponerme, como una meta a seguir... tratar de seguir con mi vida como pueda. Y realmente lo quiero hacer, ayer, al ver que pude adelantar cosas de la facu, organizar un poco mis cosas, pensé que al fin podría comenzar... pero hoy no pude evitar despertarme igual que como me había dormido la noche anterior: pensando en lo obvio.


Hoy por suerte, hasta ahora, no se me salió una lágrima. Bueno... mis ojos brillaron de anegamiento, pero no quise dejar que se me cayera una gotita. No porque no sienta lo mismo que antes, creo que es porque mi corazón, finalmente, está tratando de mejorar también... como lo está tratando mi mente desde hace una semana.
Pero no es algo que pueda conseguir de un día para el otro. Me bañé triste, me cepillé los dientes triste, me sequé el cuerpo, me cambié y me peiné con las mismas sensaciones. No podía sacármelas de encima... eran como una peste.


El frío pelaba mis manos en la estación mientras esperaba el tren. Todavía había mucho silencio en el andén, no había casi nadie... y recordé que hacía bastante que no escuchaba la radio durante mis viajes. Pensé en que tal vez eso serviría para distraerme porque los conductores de ese programa en especial, siempre me hacen reír. Conecté mis auriculares al celular pensando "Bueno, mientras en el tren cierro los ojos, y escucho tranquila".


Resulta que en el programa, el tema del día era "Extraño a...".
No podía ser. Los temas del día siempre solían ser cosas graciosas o casuales. "Me molesta..."; "Es chamuyo que..."; "Es verdad que..."; ¿¡Por qué, justo hoy, que decidí DESPUÉS DE DÍAS volver a escuchar esa bendita radio que pensé que despejaría mis pensamientos, el tema del día fue "EXTRAÑO A..."?!
Y no es que volví a apagarlo, siquiera... la mente humana es muy masoquista.
Escuchaba que la gente extrañaba la secundaria, su adolescencia, experiencias pasadas... y había personas extrañando a sus ex por doquier. Todos hablando de lo felices que fueron con sus ex... ex, EX. Sentía que no paraban de pronunciar esa palabra.
Sentada en el tren, sí... cerré los ojos, escuchaba tranquila... pero es como decir "Río para no llorar", porque si no, abría la ventana y me tiraba a los rieles.


En mi mochila encontré el par de guantes que una vez me regaló la mamá de Él. Bajé del tren con su aroma persiguiéndome como siempre, y caminando hacia la facu me crucé con más o menos una decena de parejas que se protegían del frío con abrazos, de la mano, riendo juntos y besándose... ¿acaso sabían mi situación? Parecía que habían organizado un complot en mi contra, para impedir a toda costa que pensara en otra cosa...


Llegué a la facu y no había casi nadie con quien charlar. Después llegó una amiga, pero cualquier distracción que yo consiguiera, siempre, sea el pensamiento que sea, terminaba con algún recuerdo de Él. Angustiante.


Una hora y algo después de haber esperado en el pasillo, nos enteramos de que no iban a haber clases. Yo seguía tratando de aguantar, de ser fuerte, de reír, de charlar... pero no podía. Salí rápido de la facu, y al estar sola otra vez, en el viaje no pude evitar sumirme otra vez, completamente, en su recuerdo. Llegué a la estación y me tomé el colectivo equivocado, cuando me di cuenta de eso dije "Bueno, voy a aprovechar para caminar y despejarme con el sol...". Pero me fue imposible, la tristeza volvió a ganarme y no pude evitar pensar en Él de nuevo. Sentía que lo extrañaba, que quería abrazarlo, besarlo, estar con Él... mientras tanto seguía cruzándome a parejas de la mano, con un montón de Volkswagen Senda bordó que corrían en las calles (no me había dado cuenta de que existían tantos)... incluso pasé por una perfumería y en la vidriera estaba el perfume que Él usa... Dios, ¿de verdad puede ser posible tanto remordimiento junto?


La principal meta que me impongo cada día desde que no te tengo, es tratar de mejorar para dar lo mejor de mí. Pero me es totalmente imposible, en cada cosa con la que me cruzo hay un recuerdo tuyo que me hace extrañarte más que antes...

lunes, 25 de junio de 2012

Así empecé la carta que te escribí cuando cumplimos un año...


"Todo se basa en los días, en los años, en el tiempo. Se necesita de tiempo para volver a ser feliz, por ejemplo. No se puede no sentir tristeza de un día para el otro."


Si hay algo que te repetí, entre muchas otras cosas más... es que deseo con toda mi alma que seas el más feliz de todos.


Bueno, viendo mis recientes acciones, obviamente tuve un efecto contrario, y sabés que me arrepiento... pero también te repetí muchas veces que estoy desesperada por arreglar las cosas como pueda, y te pedí incansablemente que me permitas hacer algo para intentarlo, para mejorar, para ser lo mejor para vos, para de una vez volver a ser esa chica de la que te enamoraste hace cuatro años... aquella con la que construiste un futuro que ahora quiero recuperar con todas mis fuerzas...
Una parte de mí está desesperada por recuperarte, porque ya te dije que sos mi vida entera y que día a día siento que una parte de mi vida se está yendo con lo que me quedaba de vos... Es como que de golpe quiero hacer todo, siento la necesidad de verte todos los días, de preguntarte cómo estás a cada rato, hacer mil cosas por vos.
Muero por tenerte cerca, por volver a ser tuya, por que volvamos a construir una vida juntos y que puedas volver a confiar en mí... es como que en estos momentos la espontaneidad me desborda.


Pero si hay algo que ahora quiero evitar, más que otra cosa, es molestarte.
Creo que me conocés lo suficiente como para haberte dado cuenta de que mi autoestima siempre fue algo muy difícil de mantener medianamente alto, y que si yo notaba que en algún lugar estaba de más... simplemente me iba, y listo. No iba a molestar.


Hoy me di cuenta de que si inevitablemente yo necesito del tiempo para poder demostrar mi sinceridad y mis ganas de seguir a tu lado... lógicamente vos también lo necesitás. Quiero que sepas que realmente estoy haciendo un esfuerzo sobrehumano para enmendar lo que hice, y creo que valorando el significado del tiempo es una buena forma de empezar...


Si realmente quiero algo bueno para vos, voy a empezar tratando de dejarte en paz. Y es difícil... porque sos mi necesidad, lo que me da fuerzas para seguir viviendo... pero no quiero que pienses que soy una loca o una obsesiva, no, no quiero ser eso para vos... porque trato de entender cómo te sentís y de tener en cuenta tus decisiones.


Una vez más, te repito que sabés que estoy pensando en toda clase de solución, y quiero que sepas que siempre, siempre siempre, voy a estar ahí, solamente para vos, y nadie más. Simplemente tenés que buscarme...


Sos el amor de mi vida.

miércoles, 20 de junio de 2012

Sin tu Latido.

Esto lo escribí ayer... las fuerzas que me quedaron las usé para eso. Ahora le hice algunos cambios y agregué algunas cosas... así que digamos que es una mezcla de lo que estoy viviendo entre ayer y hoy...


- - - - - - - - - - - - - - - - - - - 


Día Martes 19 de Junio de 2012. Lindo día de otoño en Buenos Aires... el más frío de mi vida, quiero decir.


1558 días duró mi primavera... 1558 días mi cielo estuvo soleado por más lluvia que hubiera... todos esos días fueron los más vivos y felices de mis casi 21 años. Y hoy, es el primer día después de aquella etapa cerrada, la más bella de toda mi existencia hasta ahora.
Y es difícil, la verdad... porque este día, el que podría haber sido el 1559, es como el límite, el precoz y rápido paso del paraíso al infierno, y me siento totalmente expuesta, desprotegida, desamparada, olvidada... quemándome, sintiendo el ardor desde cada parte de mi ser.
Hoy, luego de unos inexplicablemente hermosos cuatro años, tres meses y dieciocho días... está siendo el día más vano de toda mi vida: no fui a la facultad, no leí ningún apunte siendo que Jueves y Viernes tengo parcial, casi no me levanté de la cama, no comí ni tomé nada... ni siquiera puedo decir que dormí. Simplemente estuve sumida ahí, entre frazadas y más lágrimas que pañuelos, como inválida, sumida en esa especie de delirio, en esa agonía que sentía que ametrallaba mis pensamientos y agujereaba mi pecho... sentía que mi corazón ya no latía sino que temblaba en un intento por sobrevivir, estrujándose hasta  lo más profundo de mis sentidos... esperando así hasta morirme, no sé... porque no me importaba nada más.


No sé cómo explicarte la mezcla de sensaciones que tengo dentro de mí ahora mismo, todas horribles. Impotencia, vergüenza, arrepentimiento y culpa, entre muchas cosas más... desesperación, angustia, tristeza... la lista sigue hasta la infinidad. Es como un vacío literal, un vacío que cabé yo misma sin quererlo. Es como si mi corazón se hubiera presionado a sí mismo hasta aplastarse, hasta autodestruírse complemente, como si me lo hayan arrancado y en su lugar me hubieran puesto una piedra... sucia, filosa y fría, que duele, y se siente en todo el cuerpo... se siente como una especie de enfermedad, algo que me saca todas las energías y ganas de vivir, de ser, de existir...


Juro con cada gramo de lo que me queda de conciencia, que de verdad me duele muchísimo todo esto. Me duele porque no me imaginaba una vida sin vos, y eso te lo dije desde siempre. Siempre estaba feliz pensando en cómo iba a ser mi futuro con vos... soñaba con nuestra casa, con nuestras mascotas... imaginaba sonriendo cómo serían nuestros hijos, anhelaba que tengan tu misma mirada, tus mismos ojos... pensaba nombres incluso porque a vos te imaginaba como el papá de mis hijos, a mis hijos me los imaginaba como "Grinner", no de otra forma. Añoraba el día en el que al fin pudiéramos irnos de vacaciones los dos juntos... te veía como mi marido, pensaba en qué iglesia podríamos habernos casado, en cómo hubiera sido mi vestido, cuántos invitados hubieran ido a la fiesta... todas las noches de frío esperaba con paciencia aquella etapa en la que todas las noches compartiera una cama con vos, envejeciendo junto a vos, en compartir mis primeras arrugas con vos... morir al lado tuyo.


Me duele muchísimo todo esto, porque definitivamente marcaste un antes y un después en mi vida... un antes y un después. De verdad llenaste todas las grietas que el pasado que tuve antes de conocerte dejó sobre mí. Desbordaba de felicidad con vos en cada momento que compartía con vos, y ahora duele porque a todo ese desborde feliz ahora lo encuentro como un conjunto de recuerdos marchitos que me cuesta encontrarlos como pasados, que me cuesta recordar como algo que ahora "ya pasó"... es una tortura.
Vos sabés lo significativa que fue y sigue siendo la música para mí, y a pesar de que hay canciones que ni conocés o que no te mostré, existen muchas que, a pesar de que vos no tengas idea... me recuerdan a vos, o a algo que tenga que ver con vos... ellas recrean todas las sensaciones de todos los momentos que pasamos juntos, y me hacen recordar todo lo que sigo sintiendo por vos... Más allá de Silvio Rodríguez, de Vilma Palma o Memphis... recién, por ejemplo, escuché una canción con la que siempre me imaginaba meciendo un bebé, un hijo, claramente... un hijo que, como te dije antes, siempre había imaginado tuyo; hay canciones que me hacen acordar a cuando te extrañaba y lloraba cuando te fuiste de vacaciones a San Bernardo; canciones que escuchamos en cada viaje que hicimos en el auto... canciones que escuchaba en Bariloche y así y todo me hacían acordar lo que te extrañé durante todos esos días; canciones de las que sé que te gustan (no voy a escuchar alguna canción de Jazz o alguna de Rock Nacional, como la Bersuit, por ejemplo... sin recordarte); incluso las canciones que recuerdo que escuchaba los primeros días que chateaba con vos: "Todo cambió cuando te ví, de blanco en negro a color me convertí... y fue tan fácil quererte tanto, algo que no imaginaba"... cada letra siempre me hace acordar a todo el amor que te tuve siendo tu novia, a cada sensación que experimentaba desde que me dí cuenta de que me estaba enamorando de vos, por más que no sean canciones de amor o no tengan versos románticos... desde siempre existió al menos alguna estrofa que me haga recordarte con mucho cariño.


También sabés, que cuando te conocí tenía miedo a sentir amor por otra persona... sé que a vos te pasaba lo mismo, y así y todo, decidimos intentarlo... ya me había dado cuenta de que ambos éramos el uno para el otro, que nos merecíamos, que nos necesitábamos para volver a ser felices... y estaba tan contenta de haberte encontrado, estaba tan agradecida con la vida por haberte puesto a vos en mi camino... eso siempre te lo dije también... estaba feliz, en realidad, de que vos me hayas encontrado a mí, porque yo no me animaba a acercarme a vos, realmente tenía miedo a volver a apostar al amor... y había funcionado.
Todo pasó tan rápido que pude atesorar en mi memoria cada fecha importante, desde el día en que te conocí. Desde aquel momento en el que me robaste el primer beso supe que nunca más querría dejar de estar aferrada a vos, y cada momento lo guardaba en mi corazón como algo invaluable, cada salida, cada momento juntos, cada código:
Ahora... ¿Quién va a darme un beso cada vez que estornude, y viceversa?
¿Quién va a entender lo que significa un apretón de manos, o dos... o varios seguidos?
¿Quién va a besarme al entrar, o salir de casa...?
Vos eras el único que me conocía como nadie, el único que amaba tanto mis defectos como mis virtudes, el único que conocía todos mis miedos, mis facciones; el único que reconocía al instante cuando algo me pasaba y se bancaba todos mis problemas con tal de que estuviéramos bien; fuiste el único que vivía en carne propia lo que yo, porque siempre fuimos uno... vos ya eras parte de mi alma, estabas conformando cada parte de mi cuerpo... me hiciste total y enteramente dependiente de tu existencia a mi lado, y desde que apareciste ya nunca me importó cuántos amigos tuviera, cuántos logros alcanzara... nada estaba completo si no podía compartirlo con vos.


Y ahora me siento tan vacía... porque se acerca el 24, nuestra primera fecha memorable... y las lágrimas me surgen instantánea e inevitablemente al saber que ya no voy a poder compartir eso con vos.
Estoy aterrada, porque reconozco que te traicioné de la peor forma, porque eché a perder la confianza que me tenías y la que tanto te costó construír en alguien, perdí eso que antes no te animabas a arriesgar a brindar a otra persona por miedo a fracasar en el amor... y estoy en un punto en el que siento que nunca voy a poder recuperarla, o al menos, siento que me va a costar muchísimo tiempo poder recuperar al menos una parte de tu valiosa confianza. Meses, no sé... quizás años... muchos... :(
Arriesgué mi vida entera al hacerte esto, porque vos eras mi vida, ya te lo dije. Sé que ya no apreciás mi credibilidad, que ya no confiás más en mí, ni que creés nada de lo que digo, siendo que fui la persona en la que más confiabas. Sin embargo, Dios sabe con cada detalle cómo me estoy sintiendo ahora y estoy tranquila al saber que cuando digo que te amo demasiado y que estoy arrepentida, no estoy mintiendo... Él sabe que es así. Por eso es que trato de guardar una esperanza, aunque sea mínima... a pesar de todo lo que pasó, a pesar de que todos los que te rodean ahora me odien... ruego a Dios que en algún momento de mi vida me de la oportunidad de poder demostrarte que todo lo que digo es cierto y para poder recuperarte de alguna forma... porque realmente, definitivamente, no puedo imaginarme sin vos presente en mi vida.


No obstante, antes que nada... lo primero que quiero agradecerle a Dios, haber puesto en mi camino a alguien "tan bueno, y tan grande como vos". Todas las personas que me rodean, amigos, familiares... y que tuvieron la suerte que conocerte saben la clase de persona que sos, y definitivamente me enseñaste un montón de cosas, en cierta forma cambiaste muchos aspectos de mi vida, y es por eso que te digo que marcaste un antes y un después. Me voy de esta relación sabiendo lo importante que es apreciar el valor de la honestidad, y por eso voy a extrañarte muchísimo, de verdad... sos como ninguno, Augusto... porque tratando de ser objetiva, hasta a mí misma me sorprende que después de todo esto, me hayas confesado que al menos quisieras ser mi amigo, que quisieras seguir comunicándote conmigo... son gestos invaluables para mí.
Pero... reconozco que me va a costar horrores y muchas lágrimas acostumbrarme a ser tu amiga, y que ojo, no quiero que se malinterprete... ya te dije que con esto no quiero decir que "o soy tu novia, o nada", porque te repito, te necesito presente en mi vida... Lo que quiero decir, es que voy a necesitar muchas curitas en el alma para soportar no darte un beso en los labios cuando nos saludamos, a no mirarte a los ojos como siempre lo hice, a no acariciarte como te gusta... 
Juro que todo me hace recordarte y extrañarte un montón, o adelantarme a todo lo que te voy a extrañar... hoy (Miércoles 20 de Junio, ya) tomé mi primer café después de todo un día sin haber comido ni tomado nada... pero me dolió el estómago, la congoja no me dejó terminármelo: al prepararme el café recordé el último capuccino que me preparaste; al calentarlo en el microondas recordé el puré que preparaste para nuestro -último...- almuerzo juntos; al estar en la cocina recordé cómo te elogiaba por tomar tan rápido agua tan fría... consecuentemente a eso me acordé de todas las veces que me ofrecías algo para tomar mientras estábamos acostados, recordaba cómo entibiabas mi cuerpo con el abrazo y el calor del tuyo cuando tenía frío... y así un montón de recuerdos más, no sé... cuando me diste tu abrigo en plena llovizna a pesar de estar muriéndote de frío; el cuadernito que te armé cuando cumplimos años; los quince de mi hermana, cuando fuimos al teatro el 15 de Marzo, cuando fuimos a ver Les Luthiers... debe ser algo parecido a lo que siente una persona cuando agoniza antes de morir, porque es como un flash de recuerdos en un segundo, porque siento que me estoy muriendo sin vos.
Bueno... así también, te confesé que estoy llorando esta pérdida como si fuera que alguien se me murió. Comparé esta situación con la de mi abuela, ¿te acordás?, que sabés que fue una persona tan importante como vos en mi vida... y te expliqué que estoy sientiendo lo mismo que sentí aquella vez que Ella se me fue para siempre (con Yenni me pasó algo parecido...). Sin embargo, creo que hay una diferencia. Y ella radica en mi edad y madurez mental... como te dije antes...


"A mi abuela la pude disfrutar durante tres años en mi noción... te lo digo porque recuerdo cosas desde esa edad, y ella se fue cuando tenía seis. Tres años la disfruté y todavía ahora recuerdo con nostalgia y tristeza su recuerdo.
Creo que después de algún familiar, sos lo más importante de mi vida, en serio. Y sé que haberte perdido (encima por mi culpa, que es como haber matado a mi abuela, LO CUAL EMPEORA MI SITUACIÓN) va a quedar en mi conciencia por varios años... quizá toda mi vida, no sé... porque yo con vos compartí más de cuatro años..."


Y es verdad... imaginate que incluso lloré con vos al recordarla después de casi 14 años de su muerte, ¡habiéndola disfrutado sólo durante los primeros tres años de mi noción! ¿Cómo voy a hacer para soportar esta situación, después de atesorar emociones tan fuertes durante MÁS DE CUATRO AÑOS? Siento que voy a morirme de angustia, o que me va a agarrar un atque... a veces siento que la desesperación toma cada neurona...


Pero, por Dios... si hay algo que voy a extrañar muchísimo, más que cualquier cosa, son tus abrazos, no sabés cuánto... ya te dije que si hay algo que siempre me encantó de vos fueron tus abrazos, para mí son una de las cosas más significativas... no conozco a ninguna otra persona me haga sentir lo que vos cuando me das un abrazo. Tus Brazos siempre fueron como una armadura contra todo lo que me hacía mal, el arma que destruía todo lo feo dentro de mí y lo dejaba afuera. Cuando estaba mal, o tenía frío, o miedo... ahí adentro me olvidaba de todo... era como una bebé acunándose. Con el calor de tu cuerpo me alcanzaba para tranquilizarme... sentir los latidos de tu corazón me bastaba para volver en sí, ese lugar era mi mundo aparte, Tuto... y fijate el nivel de importancia que tuvieron para mí tus abrazos, que fueron ellos quienes le dieron el nombre a este espacio... este blog, sobre todas las cosas, representa todo lo que fuiste (cómo me cuesta hablar en pasado...) para mí durante estos hermosos cuatro años que me regalaste. Cada palabra que en este blog volqué, es totalmente sincera, y desde ahora va a ser el estandarte de todo lo que te idolatro... recuerdo que lo creé gracias a un mail que me creaste los primeros días que nos conocíamos... ¿te acordás? Lo habías creado porque el MSN no funcionaba y como querías hablar conmigo, te molestaste en hacerme un mail en gmail para que podamos charlar... fuiste tan detallista desde el principio, mi amor...


No quiero tirar nada de lo que estuvo presente mientras fui tu novia, no lo voy a hacer. No voy a quitarme la cadenita que me regalaste cuando cumplí 17, no voy a esconder a Seis, y no quiero descolgar el cuadro que con tanto esmero me dibujaste...
Sigo sabiendo que no me creés en nada más de lo que digo, y te doy la razón... pero ya te dije, a pesar de que lo que hice difícilmente merezca tu perdón... estoy tranquila porque Dios sabe todo lo que te amé mientras te tuve, de todo el amor que incrementaste cada día desde que te conocí... y todo lo que voy a extrañar todo tu ser y tu persona. Voy a extrañar esa parte que completaste en mí, tus chistes, nuestras risas, nuestras salidas, nuestros juegos... Dios mío... ¿Cómo voy a hacer para superar tantas cosas? Te lo digo porque esto se está llevando cada parte de mis lágrimas, es algo que no puedo hacer parar... para mí esto es un descargue literal porque cada lágrima representaría cada gota de plenitud que sembraste en mi alma, y que está saliendo de mi cuerpo, como escapándose. Una parte importantísima de mi alma murió. Sin vos al lado mío, se está vaciando inevitablemente sin parar y eso  me desborda en lágrimas que ya no sé ni de dónde salen, dejándome más vacía que antes... no paro de sollozar, de gemir de dolor y de angustia, ni de retorcerme al sentir este dolor en el pecho al tratar de darme una idea de que no te tengo más... estoy ya sin fuerzas hasta para llorar, la cabeza y el pecho duelen, los ojos arden, y todavía sigo llorando ante tu pérdida...


Ni siquiera estoy segura de si estoy preparada para decirte hasta luego, chau, o qué... incluso tuviste la bondad de decirme que todavía querías ser mi amigo y que querías seguir viéndome...
Y sé que no hay vuelta atrás, me siento muy responsable de todo lo que está pasando... pero sobre todas las cosas, ojalá que, en algún momento, cuando nos sigamos cruzando, haya al menos un abrazo... uno solo, y esto te lo pido suplicándotelo, porque creo que no abrazarte nunca más sería una de las pérdidas más fuertes de mi vida.
Ojalá, por Dios... OJALÁ pueda verte tan seguido como me sea posible. Voy a necesitar mucho de tu compañía, más allá de que no sea como yo quisiera...
Le ruego a Dios que me alcance la vida para poder enmendar de alguna forma todo lo que te hice. Imploro que me dé tiempo y éste me alcance para demostrarte que realmente quise ser alguien bueno para vos... "Siempre te dije que te merecés toda la felicidad del mundo, y lo sigo pensando: me hubiera encantado poder seguir formando parte de tu felicidad, y creéme que en el fondo de mi corazón guardo la esperanza, antes que nada, de finalmente poder ser quien vos merecés... aunque no termines conmigo."
Ojalá pueda seguir formando parte de tu vida, de alguna forma...


Como te dije antes, y ante la posibilidad de que podamos ser amigos... digamos que ahora es una novia la que se está despidiendo...
A pesar de que, con todo el pesimismo y tristeza que llevo encima, estoy totalmente predispuesta a seguir adelante... a pesar de que te haga saber que siempre vas a encontrar en mí apoyo y oídos que te escuchen,...


(es como te dije antes... "Creo que la afinidad sigue, a pesar de todo... no sé, al menos de mi parte.
Por eso quiero que cada vez que necesites un abrazo, o alguien que te escuche, o cuando sientas que querés contarle algo a alguien, lo que sea...


...cuentes conmigo.
Confiar creo que abarca varias cosas... y a pesar de que lógicamente ya no confíes en mi de esa manera, sí podés hacerlo contándome lo que sea. Bien sabés que podés hablar de todo conmigo... de lo que sea... y a pesar de que no sé de qué se trata algo siempre hago el esfuerzo por seguirte y escucharte.")


... a pesar de todo eso, va a ser difícil tratar de imaginar mi vida con alguien que no seas vos y decirle hola a "la amiga", aquella que ya no te va a poder decir más "te amo", ni "mi amor", o "mi vida"...


...Porque siempre vas a ser mi vida.

Te amo y te voy a amar para siempre.

jueves, 29 de marzo de 2012

Sola.

Hace un rato contemplé esos ojos hinchados en el espejo, e intenté recordar cuándo fue la última vez que lloré así. No recordaba tales dolores, y aunque sea traté de acordarme de la última lágrima que se me escapó, una lágrima chiquita, leve, imperceptible... no podía creer que haya pasado tanto tiempo, que no me acuerdo.

Y sin embargo acá estoy, después de tanto tiempo, volviendo a quedarme sin aire por tragar este veneno que se acumula todos los días adentro de mi cuerpo. Y es horrible, porque son sensaciones que trato de no demostrar, de controlar, de las que intento deshacerme todos los días. Es algo que no puedo disimular, que me cuesta demasiado contener, y ya no lo soporto, no sé cuánto tiempo más podría mantenerlo.
Hoy intentaba cenar y sentía cómo mi garganta no dejaba pasar la comida... Era como una congoja que no me dejaba contener las lágrimas, una puntada que sentía en la nuca, en las sienes, como una presión insoportable en el pecho, ardor constante de ojos...

Y es una tortura, porque siento que tampoco encuentro palabras para expresarles lo que me está pasando a las personas que me rodean. Todo el tiempo me siento como la estúpida que se cola en las reuniones, que podría llegar a estorbar en cualquier lado. Me siento de más en todas partes, nunca sé de qué hablar por miedo a lo que puedan llegar a pensar, ni tampoco me animo a decirle a la gente que ME QUIERE lo que me pasa, porque pienso en que mis idioteces son cualquier cosa, que no valen nada a comparación de los problemas que tienen ellos... Y SÉ que lo que me está pasando NO está siendo normal, y estoy desesperada, ya llegué al punto de la desesperación, porque realmente no sé qué hacer al respecto, no encuentro más alternativa que callar todo siempre, y por más que esté rodeada de un montón de gente, me siento total y completamente SOLA.

sábado, 28 de enero de 2012

¿Todo llega?

Nunca fui una mina de muchos amigos. Y no lo digo como algo penoso... porque sí, conozco bastante gente, me llevo bien con ellos, pero sólo con una muy reducida parte de todos ellos sentí tener una especie de afinidad especial.

Sin embargo, hay momentos como este en el que dudo, en el que pienso y pienso tratando de encontrar hechos que me demuestren que las personas que quiero se sienten de la misma forma conmigo... o al menos no puedo evitar preguntarme: ¿En el hombro de quién fui a llorar? ¿Con quién compartí tantos secretos y tantas risas? No puedo evitar dudar sobre la fidelidad de los amigos que tengo... ¿Realmente son mis amigos? ¿Cómo me puedo dar cuenta de ello? Necesito pruebas positivas que me lo sigan demostrando... pero lo negativo siempre termina pisoteando todo lo bueno que puedo encontrar, inexorablemente.

Si hay algo que realmente nunca me gustó hacer es dar recriminaciones, no me gusta pelear, pero hay cosas que me confunden, y me cansan demasiado.
En este caso, ME CANSÉ de que todo lo que haga se base en las necesidades de los demás. Estoy harta de tratar de ser buena y paciente, de tratar de entender y de ponerme en el lugar del otro siempre, de decir "No... él en mi lugar haría lo mismo...". Es mentira.

Me cansé de ser la estúpida que siempre se preocupa por todo y por todos, que piensa en todo, todo el día y todos los días... mientras que los demás terminan demostrando que vos les chupás un huevo. Estoy HARTA de llorar por las noches a escondidas y sonreír lagrimeando pensando en que las cosas van a cambiar; estoy podrida de dar todo esperando con mucha paciencia recibir algo que nunca va a llegar a cambio; Realmente no tolero más ser la idiota a la que nunca importa si le hacés algo malo o no, porque total nunca se enoja.

De verdad, siempre traté de no hacer recriminaciones a nadie nunca, o al menos lo menor posible; siempre cedí ante las discusiones, nunca fui orgullosa... y siempre me alejé de los lugares donde notaba que estaba de más. Traté de mantenerme así porque no me gusta pelear ni molestar a nadie, siempre me moví según las decisiones del otro con tal de estar bien; y la verdad que no doy más porque parece que las personas de verdad son egoístas, y nunca se van a preocupar realmente por vos ni se van a dar cuenta del sacrificio sobrehumano que estás haciendo por ellas...

Y no es que ahora voy a escribir cartas a la gente diciéndole todo lo que me hicieron, no voy a martirizarme contádoles como me siento al respecto ni mucho menos tratar de dar pena porque esa sí me parece una actitud que ni yo podría soportar de alguien; pero necesito formar mi carácter y pensar más en mí, tengo que reconocer que si lo hiciera, no estaría siendo egocéntrica, sino que estaría tratando de recuperar mi autoestima...

Y sé que no es la primera vez que lo digo, pero tengo que ser más independiente anímicamente también, y no esperar nada más de nadie porque hasta a los que creí mis amigos terminaron haciéndome sentir así... así que ojalá pueda cambiar esto pronto, porque estoy segura de que sólo siendo así voy a darme cuenta de a quiénes les importa que esté a su lado, y a quiénes no.